Dedico este capítulo a todos aquellos seres con quienes he caminado en esta vida y de quiénes he aprendido tanto. Algunos contactos fueron momentáneos, otros más duraderos y los que han sido y son para toda la vida.
En sánscrito la palabra amigo es mitra y Kalyāṇamitra se refiere a la amistad espiritual. Una amistad que va más allá del disfrute, de la experiencia humana, y que puede, además, convertirse en una guía, alguien que nos inspira para seguir en el camino y quien, aún más, nos ayuda a ver la realidad… las cosas como son.
Durante este camino he contado con varios amigos espirituales quienes han estado mas avanzados y por ende me han ayudado a seguir adelante, pese a las adversidades.
Con su ejemplo, dedicación, entrega, amistad, cariño y porque no, llamados de atención; he ido poco a poco viendo con mayor claridad.
El amigo espiritual, el Kalyāṇamitra, tal como lo llama el budismo; es aquel amigo que es un soporte en el sendero, a quien no hace falta verlo todo el tiempo, ni hablar seguido, su solo recuerdo nos lleva a la práctica, a interiorizarnos, o como mínimo a la reflexión de la situación por la que estemos pasando.
He tenido la bendición de contar con unos cuantos Kalyāṇamitra a lo largo de mi vida; Algunos, discípulos del Padre Dávila, de ellos pude recibir sus enseñanzas y las propias de cada uno. El joven de pelo largo que caminaba por las montañas, a quien me refiero en el capítulo II “La materialización” fue una de las personas que me contuvo cuando falleció mi mamá, además, es por quién aprendí muchas de las cosas que ahora conozco, experimento y entiendo. De Él recibí la mejor lección: ¨la mayor guía que tenemos somos nosotros mismos¨, en tanto y en cuanto meditemos; solo así nuestra intuición estará afinada pudiendo con ello ver, con claridad, el camino.
Otra persona muy importante ha sido el director del centro de yoga de aquella época, (véase el capítulo agua fría, agua caliente) con el la conexión fue inmediata, siempre hemos tenido muy buena comunicación. Cuando he tenido alguna duda o me he encontrado en alguna disyuntiva, he recurrido a su discernimiento y guía; es increíble como con muy pocas palabras, se aclara mi mente. En ocasiones han pasado años sin mantener contacto, pero cuando volvemos a hablar es como si el tiempo no hubiera pasado. Siempre muy objetivo en sus apreciaciones y sobre todo afable.
Conocí también a una monjita budista, Chuden le decíamos algunos, con ella trabajé y mantuve una amistad por varios años. Aprendí la técnica japonesa: Reiki, a hablar directo y claro, puf ¡cuánto me costó jajaja! cuántas vueltas daba para decir algo, muchas veces por temor o vergüenza , pero con ella había que ser directa o directa. Hoy no está ya en este plano, pero siempre recuerdo sus consejos, su forma de ver la vida.
El trabajo del Gurú y del Kalyāṇamitra es despejar la oscuridad del camino muchas veces no con intención de hacerlo, sino con sus actos más sutiles y cotidianos. No es necesario pedir un consejo, solamente ver su vida o con una sencilla sonrisa, lo pueden cambiar todo.
El primer año en que mi hermana y yo estuvimos cuidando de mi papi, el cambio fue muy duro de aceptar: nueva realidad, nuevos hábitos, renunciar a actividades, dejar de lado la vida personal, para acogerlo a Él… esto hacía que, por momentos, sintiera enojo, tristeza, frustración y fueron las siguientes palabras las que me despertaron. “No te resistas a la nueva realidad, fluye con ella” “que el amor sea tu guía” después de interiorizar estas palabras, todo fluyó de mejor manera, y el cuidar a mi padre se convirtió en el mejor Yoga que he practicado en mi vida.
Pero… ¿quién más o qué puede ser un Kalyāṇamitra? Nuestros hermanos, padres, hijos, sobrinos, nietos, amigos, vecinos, alguna persona que encontremos en el camino y que no necesariamente continuemos en una relación; en realidad todos los seres con los que tenemos, algún tipo de interacción pueden darnos lecciones de vida, y más allá de las personas; las experiencias más duras por las que tenemos que pasar, se convierten en nuestras grandes maestras. La pérdida de un ser querido, la enfermedad, propia o de alguien cercano, la ruptura de relaciones; pérdidas que nos afectan, si sabemos VER y PERCIBIR se pueden convertir en nuestras mejores aliadas, en nuestro Kalyāṇamitra.
Nos vemos en una próxima entrega.
Lindo mensaje, Dios me permita ser el amigo espiritual hacia otras personas.
Ha sido un gusto leer y darme cuenta que al identificar a los personajes, no sólo reflexiono en reconocer que de alguna manera, también fueron parte de una etapa de mi vida, una de las más lindas, y que siento yo también, mucho agradecimiento de que hayan estado ahí, de lo que escuche y aprendí de ellos.
También me hace caer en cuenta de las cosas que compartimos juntas, de las cosas vividas en mutua compañía. Dios quiera que nuestra hermosa amistad, muy valiosa y querida por mi, nos mantenga juntas como ese velo de amor que siente siempre el devoto de Dios.
Me encantó la conclusion, y solo puedo decir «así es».
Gracias Omkari
Gracias amiga querida. Es una bendición contar contigo en mi vida. A lo largo de la vida, nuestra amistad solo se ha fortalecido con todo lo vivido. Soy feliz de contar contigo. 😘