"En las profundidades del invierno finalmente aprendí que en mi interior habitaba un verano invencible"
Albert Camus
En aquella época había un programa de televisión, en el cual daban una suerte de recetas para llevar la vida espiritual, y recuerdo haber visto a un joven de cabello largo que caminaba por las montañas, mientras lo hacía se escuchaba una voz en off, que iba haciendo ciertas reflexiones sobre la espiritualidad, la naturaleza etc.
Esas escenas quedaron grabadas en mi mente.
Regresando a nuestra primera clase de yoga frente al río, con los ojos cerrados guiadas por la Co-instructora (dato que supe luego) respirando e interiorizándonos; cantamos el mantra Om -lo que me dejó un tanto perpleja- y al abrir los ojos estaba frente a nosotros el instructor titular, que era nada más y nada menos que el joven de pelo largo que caminaba por las montañas, si el canto me había dejado perpleja, esto se pasaba de la raya ¿Cómo se había materializado este ser ahí? Ja ja todo era “mágico”.
A medida que avanzaban las clases, mi corazón, mi mente, mi espíritu iban recibiendo La Paz, que tanto había estado buscando. Aquel vacío se iba nutriendo poco a poco, de algo que aún no entendía bien que era, pero sentía que no era momentáneo.
El instructor veía el interés y la dedicación que mostrábamos mi amiga y yo, entonces nos motivaba aún más a participar en las actividades del centro (meditaciones grupales, retiros…)
Para ese entonces aún fumaba cigarrillos y recuerdo claramente hacerlo en el parqueadero y luego entrar a la clase 🙈.
Los lunes teníamos la clase teórica, el profesor que nos asignaron era/es un súper motivador, nos animaba siempre a continuar, a practicar; que no nos quedemos solo con las dos clases a las que asistíamos, que en casa realizáramos los ejercicios, que leyéramos algún libro que nos inspire a continuar. Ahora cuando me escucho decirles a los estudiantes de Shanti: practiquen, no basta con los días que vienen acá :))) recuerdo a los profesores que tuve y que, gracias a su consejo e insistencia, hoy estoy aquí.
Llegó el día en que nos enseñarían un prāṇāyāma* más avanzado y el profesor se plantó frente a todos y dijo: hoy las personas que fuman deben tomar una decisión: siguen fumando o siguen haciendo yoga; no pueden hacer las dos cosas, wow 😯 así de tajante era/es.
Así que tomé la decisión y por supuesto escogí la salud, La Paz y la pureza en mi vida. Había llegado el momento de despedirme del cigarrillo 🚬 bendito Dios que llegó, y con ayuda de Él fue que pude lograrlo. Diciembre de 1999.
Recuerdo la noche del 31 de diciembre del ´99 apagué el último cigarrillo a las 11:00 pm luego hicimos la celebración de fin de año en casa y me acosté a dormir relativamente temprano (considerando la fecha y la costumbre) y puse el despertador a las 5:00 am para levantarme a hacer mi sadhana*. Necesitaba valor y que mejor que ponerme en manos de Dios.
Junto con ese hecho se fueron generando otros cambios. Iba tomando entonces un camino diferente donde la prioridad era/es ser mejor ser humano cada día, en todos los aspectos que la experiencia humana nos brinda.
Es común escuchar el término “vida espiritual” como algo aparte de nosotros, “no llevo una vida espiritual” “tengo mi vida espiritual” y así varias expresiones más haciendo referencia a que es algo aparte de nuestra vida “común”; y esto es algo totalmente errado.
Cuando entendemos que la vida espiritual es toda nuestra existencia y que la experimentamos como hijos, hermanos, padres, pareja, empleados, jefes, empresarios, y un largo etc., que la única diferencia radica en cómo llevamos esa “vida espiritual” desde dónde la enfocamos, la nutrimos, la cultivamos.
El yoga y la meditación han sido y son los pilares de mi experiencia en este plano, y cada día intento ser un poquito mejor, un poquito más consciente; esto sucede solo como el resultado de la práctica.
…Continuará
prāṇāyāma* = control de la energía vital (prāṇā) por medio de la respiración.
sadhana* = práctica espiritual