Shanti, El origen por Durga Ma

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Luego del regreso a Ecuador desde Argentina (2008), Omkari se dedicó a impartir clases de yoga en un estudio de danza y de forma presencial y particular en casas; se trasladaba en auto y luego en transporte público… agitada actividad.  Salió del estudio y se quedó con un selecto grupo que no la soltó y estuvieron en cambios de sitios – casas durante 3 años.  Dos de ellas regresaron a su país de origen, otras regresaron a sus asuntos laborales de horarios formales y el grupo selecto se fue disolviendo; 2 de esas alumnas comenzaron a expandir los conocimientos del yoga a otras personas y en otra línea filosófica.

Yo había regresado de Quito en el 2004 para realizar una evaluación de personal para decidir ascensos, definir funciones y cargos y, también, generar cambios de personal.  Estuve trabajando con estas grandes empresarias en selección y evaluación de personal de varias empresas y, como jefe de Proyectos, para evaluar a 5 Asociaciones de Sordos Ciegos en Latinoamérica. Laboré hasta el año 2009. Mi trayectoria Freelance era conocida y me buscaban o llamaba a ponerme a disposición para Investigaciones de Mercado en el área Cualitativa o para evaluaciones de personal.

¿Cuál fue mi sorpresa? El rumbo cambió al salir de la consulta médica de mis doctores bioenergéticos, me propusieron que estudiara con ellos, una terapia de curación que compaginaba muy bien con mi carrera de psicóloga. La terapia Tui Na, la cual he manejado durante 12 años ayudando con la ansiedad, depresión, cansancio, fatiga e insomnio de los pacientes que acuden a consulta.  El Yoga se hacía parte 100% operativa en las sesiones de psicología.  La respiración me había dado calma y me ayudó en el proceso de dejar de fumar; debía proporcionar esa ayuda a otros. Mi querida prima y terapeuta Guadalupe Chávez me dio cabida en su consultorio de la ciudadela Urdesa, para trabajar en psicoterapias y en la terapia alternativa Tui Na.

En el 2011 la idea de soltar las clases particulares en casa y dejar la agitada logística empezó a dar vueltas en posibles proyectos.  Se sumaba a estas líneas del Yoga, mis conocimientos sobre masajes curativos y las psicoterapias. Los primeros intentos fueron encontrar un lugar adecuado cerca de casa, para seguir con las actividades normales e ir a impartir clases y realizar las terapias.  Los sitios no eran precisamente adaptables a nuestros requerimientos y otros arrendatarios no apoyaban el entrar y salir de personas al condominio.  Nos decaímos un poco durante unos meses.

Mi papi fue dando muestras del resquebrajamiento de su locomoción autónoma y segura, por lo que hablamos con él y le dijimos que queríamos abrir un Centro de Yoga y Salud Mental en casa, pero debíamos vender sala y muebles y, además guardar las cosas que representaban familia, para dar paso a Shanti cuerpo, mente y espíritu.

Él dio su venia inmediatamente y todo comenzó a gestarse y lograrse.  Hicimos estudios de mercado a nivel cualitativo, de forma oral y así averiguar qué hábitos tenía la gente que vive en el sur sobre asistir o desear clases de yoga, terapias psicológicas y terapias alternativas; para mejorar, estabilizar, armonizar la salud mental, física y espiritual.

Fue una oportunidad bien planteada y aprovechada.  No quiero decir con esto que hemos evitado pasar las verdes muchas veces, para ir llegando a las maduras poco a poco.

Shanti nos ha otorgado el espacio hacia lo sátvico y con esto me refiero a hacer un stop en lo inconsciente y así, dar paso a la consciencia en nuestras vidas; y si eso le ha servido y le sirve a más personas que han transcurrido por las salas de clases de Shanti, ¡enhorabuena!

Una década tiene significancia, valores, experiencia, pero sobre todo lo que hemos adquirido es aprendizaje, madurez y la puesta en marcha de estas cualidades en la vida diaria incluyendo la práctica de lo profesional y personal.

Salud por más tiempos que compartir, por más enseñanzas, por más consciencia.

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