Encontrando el sentido Cap. IV – mi madre – por Omkari

«Si la madre tomó como un deber imprimir profundamente en la frente de sus hijos el carácter divino, puede estarse prácticamente seguro de que la mano del vicio nunca lo apagará enteramente»

JOSEPH DE MAISTRE

Mi madre estaba feliz, pues notaba los cambios que se estaban generando en mi. Había dejado de fumar, ya no tenía mal humor, me veía contenta. Un día me dijo cuéntame que es lo que hacen en tus clases de yoga.

Aquí debo contar el antecedente…

Mi madre fue la pionera de estas prácticas en casa. Nos instruía sobre la importancia de la oración, de llevar la religión, la espiritualidad; además siempre se preocupó de llevar una alimentación sana que su base sean más los vegetales que las carnes, los primeros jugos verdes, extractos, infusiones especiales, los vi aquí en casa, ensaladas de todo tipo, en alguna época elaboraba su propia carne de soya, el tofu… además en general la comida se hacía con baja sal, aceites etc., todo esto por ella. Yo veía todo sin mucha consciencia, es más en ese entonces hasta me molestaban un poco estas prácticas.

Un tiempo después supe que ella había asistido a unas clases de yoga, cuando yo era muy pequeña.

Ella me llevaba a la misa dominical, al Viacrucis (camino de la cruz) en Semana Santa, a rezar frente al Santísimo los jueves… y debo confesar que a todo esto iba obligada. Aquí podría hablar de un Antes del Yoga y Después del Yoga, pues gracias a la práctica aprendí a apreciar las diferentes religiones, rituales, a entenderlos, apreciarlos y nutrirme de ellos. Sin sentir que es “por cumplir” con algo, sino que en su momento llenaban mi espíritu. En esta etapa de mi vida no practico rituales tradicionales asociados a ninguna religión, pero si mantengo el hábito de meditar todos los días.

Continuando con el relato, le conté a mi mami sobre lo que había aprendido hasta entonces y me dijo: “yo quiero practicar”, así que puse un cassette del Maestro (2000), en el cual guiaba a una profunda relajación, y al verla a ella vi que se había relajado muchísimo podría decir que ya estaba en un estado meditativo, ella estaba lista.

Pasó un año entero y casi al final de este, mi madre dejó este plano y partió directo al Padre Celestial, así lo sentí. Se fue joven, se fue de un momento a otro, fue una experiencia fuerte. Estaban mis amigos y familia acompañándonos, llegó mi profesor, quien tan solo me dijo, “No te angusties, llora, no reprimas el sentimiento; pero no lo hagas con angustia”. Sus palabras me ayudaron si, aunque no entendía muy bien lo que me estaba diciendo, pues en ese momento de tanta tristeza me era difícil ser objetiva. Creo que al final reprimí un poco y sublimé otro tanto; pero en definitiva lo poco de práctica que llevaba ayudó mucho; sobre todo de ahí en adelante.

Un día, con mis hermanas, revisando las pertenencias de mi mami encontramos cuadernos y libros de los talleres de oración a los cuales asistía, y sí, ahí estaba la oración contemplativa, cómo practicarla, como llevar una vida armoniosa y en Dios. Como dije antes, ella estaba lista.

En 18 días más se cumplen 21 años de su partida de este plano, pero la siento siempre presente en cada una de las cosas que hago.

Les comparto una oración muy linda que encontré entre sus cosas.

Caminaré a la luz de tu figura para pensar, sentir, soñar hablar, actuar y amar como tú, mi Señor.
Para ser sensible y misericordioso, despreocupado de mi y preocupado por los demás, paciente, manso y humilde; sincero y veráz; comprensivo y misericordioso como tú, mi Señor.
Que los que me ven, te vean, y llegue yo un día a ser una viva transparencia de tu ser y de tu amor.
Amén

Ignacio Larrañaga

Continuará...